Pues bien. Yo hice una
cosa que cambió mi vida.
Emprendí un viaje que
cambió mi forma de ver el mundo. Que me hizo tener una visión panorámica y
reveladora. Que me hizo salir de mi entorno y conocer otros rincones. Que me
abrió nuevas ventanas y oportunidades. Que me hizo valorar de forma sublime el
bien más preciado del que disponemos los seres humanos. La única moneda que no
podemos comprar, ni vender, ni descambiar, ni dividir, ni multiplicar, ni hacer
grandes negocios para conseguir más.
El tiempo.
Los días, las horas,
los minutos y los segundos que tenemos hasta el día de nuestra muerte, son los
que tenemos. No hay más. Ni existe forma humana de conseguir más.