Después de estar 2 semanas y media en Miami, abandonamos la ciudad donde se habla más español que inglés. De hecho, nos habíamos mal acostumbrado ya, a dejar de practicar nuestro penoso inglés.
Miami es una ciudad que cansa, tanto por su lado más de pura apariencia (Miami Beach), como su parte más modesta, Little Habana. Además, las distancias son larguísimas. Necesitas transporte para pasar de una zona a otra. No es una ciudad para pasear.
Al fin, ponemos rumbo a nuestro próximo destino: New Orleans. Nos esperan más de 1.400 km, los cuales recorremos en 2 días. Para ello atravesamos dos pedacitos de los estados de Alabama y Mississippi.
En una área de descanso de este último estado, a pocos kilómetros de Louisiana, tuvimos una grata sorpresa. Un mapache de lo más simpático se nos acercó al ofrecerle unas galletas María. Nunca habíamos tenido este tipo de animal tan cerca, y además comiendo de nuestra mano. Núria decía que le recordaba al amigo de Pocahontas. Dejamos álbum de fotos en la columna de la derecha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario