Para empezar a poder recibir las primeras sensaciones de mi futuro libro, voy a ofrecer en esta entrada, un aperitivo. Unos "montaditos" (ahora que están tan de moda) sobre las primeras lineas del libro: Un niño con algo de experiencia.
Espero comentarios y opiniones.
Hay
gente que siempre serán niños.
Y
hay niños que siempre fueron adultos.
Por
alguna extraña razón, esto siempre es así.
Los segundos, cuando son niños, se comportan y
actúan como verdaderos adultos. En su interior, siempre albergan un espíritu
maduro, avanzado… gris.
En
cambio los primeros, por muchos años que cumplan, siempre conservan en su
interior ese niño inocente, esa mirada curiosa, esa magia por hacer las cosas
con ilusión.
Y
yo me considero de estos últimos.
En
parte, me siento satisfecho de pertenecer a este grupo de eternos jóvenes. De
ver la vida como un juego. De no querer seguir las normas preestablecidas por
el mundo de los adultos. De vivir mi vida, y no la vida que te imponen. Pero
existe un conflicto que se agrava con los años. Tu entorno envejece.
Observas
con estupor como la gente que conoces desde siempre, va desgastándose como una
antigua fotografía. Va perdiendo el color, el brillo, la nitidez. Y esta visión
se convierte en una sonora bofetada a tu niño interior para que despierte de
una vez por todas.